lunes, 10 de agosto de 2020

Derecho a la poesía - Jeverson Lemes reescribe a Alberto Pucheu que reescribe a Gottfried Benn


    1. É preciso aprender a ficar submerso” de Alberto Pucheu, poeta contemporáneo de Rio de Janeiro, puede ser leído como una reescritura del poema “Aprèslude” (1955), de autoría de Gottfried Benn, escritor vanguardista alemán silenciado en su propio país durante el régimen nazi, y gira alrededor de  la temática de la resistencia. El poema apareció por primera vez en la revista Polichinelo con el título El día que Gottfried Benn cogió ola. Fue después de que la artista Danielle Fonseca realizó el vídeo “É preciso aprender a ficar submerso”, que compartimos más abajo, que este pasó a ser el título del poema. 

    2. Ya sea partiendo de la realidad latinoamericana como un todo compuesto por múltiples caras, o bien deteniéndonos solamente en el contexto carcelario, no es difícil comprender el valor histórico de esa temática, sobre todo en tiempos de pandemia y necropolítica. Dentro y fuera de la cárcel, América Latina resiste, como en el poema de Pucheu que a continuación publicamos en nuestra versión en español bajo el título “Debes aprender a permanecer sumergido”.    

    3. Al trabajar con el poema de Pucheu en los círculos de lectura y escritura mediados por el proyecto “Derecho a la poesía” en 2018, a los participantes se los interpeló con la siguiente propuesta: reescribir el poema de Pucheu siguiendo el ejemplo de lo que hizo el autor brasileño con relación al autor alemán.

    4. El segundo poema que presentamos, “A pracadeia”, o, en español, “La carcelaya”, de autoría de Jeverson Lemes do Carmo, es parte del resultado de esta actividad. Así como Pucheu reescribió a Benn empleando términos del surf, JLC reescribió a Pucheu en términos de la cárcel.

    5. Por un lado, un espacio de libertad en el cual el ser humano, frente a la naturaleza, pone a prueba sus potencialidades. Por el otro, en oposición, un espacio en el cual el ser humano —privado de todos sus derechos esenciales— es puesto a prueba por la sociedad, que insiste en condenarlo a la inhumanidad. Cada uno de estos espacios, con sus formas específicas de vida y, por consiguiente, con sus propios juegos de lenguaje, se entrecruzan aquí. 

    6. En el primer poema, el de Pucheu, cajón no es el aumentativo de caja, la vaca no da leche y el caldo no es de pollo. Tres palabras que, desde la perspectiva del que coge una ola, se relacionan a la misma experiencia frustrante y, al menos al principio, aterradora: un cajón, un caldo o una vaca significa caerse de la plancha y quedar bajo el agua por cierto tiempo (¿cuánto?) antes de poder emerger de nuevo. Incluso se aconsejan clases de apnea a los surfistas primerizos. En nuestra traducción del poema optamos respectivamente por “planchazos”, “lavadoras” y “wipe outs” para cada uno.

    7. En el segundo poema, nos transportamos a otra “playa” –tras las rejas y por lo tanto lejos del sol y del mar–. En el lenguaje de la cárcel, playa denomina al piso de la celda sobre el cual los presos, sin “mulas” (camas) o “naves” (hamacas), extienden las sábanas para dormir. En este nuevo juego, la vaca no muge –no obstante marea– y el refrigerador no congela.

    8. En su poema JLC propone una serie de juegos de palabras que remiten a los diferentes y variados significados que estas palabras adquieren en el contexto carcelario de Brasil (con relación a los significados más recurrentes para quienes están del otro lado de las rejas). El acceso parcial de lxs tradutorxs a este conjunto de palabras constituyó nuestra principal dificultad a la hora de traducir. Existen vocablos que explicitan las posiciones que los presos están obligados a adoptar a la hora de dormir en una celda superpoblada (a modo de ejemplo de las condiciones vividas por el autor en los penales de São Paulo) y que sugieren al mismo tiempo cierto grado de poder implícito en una jerarquía interna, como en el caso del término “machete”. El par “moto”/“motoquero” puede indicar, a su vez, al menos tres acepciones: la intensidad del ronquido, una posición posible para dormir, o incluso la actividad de llevar y traer cosas que caracteriza a quien realiza la “carrera” (el “motoca”). Por último, el par “cascotón”/“cascotiño” parece indicar el papel de “el de la limpieza”, es decir, alguien que puede asumir además de la función de limpiar y repartir la comida, la de mediador entre los demás presos y en relación con la administración de la institución.

    9. Finalmente, salvo el título en el que optamos por recrear libremente el juego propuesto por el autor, decidimos traducir literalmente el corpus lingüístico que destacamos antes, teniendo en cuenta tanto nuestras limitaciones de entendimiento como las dificultades de encontrar expresiones semejantes sean accesibles en español que pudieran ser comprendidas más allá de un contextos carcelario específico, dejando a lxs lectores el desafío de imaginar cuáles serían las posibles equivalencias desde su lugar de lectura.