“É preciso aprender a ficar submerso” de Alberto Pucheu, poeta contemporáneo de Rio de Janeiro, puede ser leído como una reescritura del poema “Aprèslude” (1955), de autoría de Gottfried Benn, escritor vanguardista alemán silenciado en su propio país durante el régimen nazi, y gira alrededor de la temática de la resistencia. El poema apareció por primera vez en la revista Polichinelo con el título “El día que Gottfried Benn cogió ola”. Fue después de que la artista Danielle Fonseca realizó el vídeo “É preciso aprender a ficar submerso”, que compartimos más abajo, que este pasó a ser el título del poema.
Ya sea partiendo de la realidad latinoamericana como un todo compuesto por múltiples caras, o bien deteniéndonos solamente en el contexto carcelario, no es difícil comprender el valor histórico de esa temática, sobre todo en tiempos de pandemia y necropolítica. Dentro y fuera de la cárcel, América Latina resiste, como en el poema de Pucheu que a continuación publicamos en nuestra versión en español bajo el título “Debes aprender a permanecer sumergido”.
Al trabajar con el poema de Pucheu en los círculos de lectura y escritura mediados por el proyecto “Derecho a la poesía” en 2018, a los participantes se los interpeló con la siguiente propuesta: reescribir el poema de Pucheu siguiendo el ejemplo de lo que hizo el autor brasileño con relación al autor alemán.
El segundo poema que presentamos, “A pracadeia”, o, en español, “La carcelaya”, de autoría de Jeverson Lemes do Carmo, es parte del resultado de esta actividad. Así como Pucheu reescribió a Benn empleando términos del surf, JLC reescribió a Pucheu en términos de la cárcel.
Por un lado, un espacio de libertad en el cual el ser humano, frente a la naturaleza, pone a prueba sus potencialidades. Por el otro, en oposición, un espacio en el cual el ser humano —privado de todos sus derechos esenciales— es puesto a prueba por la sociedad, que insiste en condenarlo a la inhumanidad. Cada uno de estos espacios, con sus formas específicas de vida y, por consiguiente, con sus propios juegos de lenguaje, se entrecruzan aquí.
En el primer poema, el de Pucheu, cajón no es el aumentativo de caja, la vaca no da leche y el caldo no es de pollo. Tres palabras que, desde la perspectiva del que coge una ola, se relacionan a la misma experiencia frustrante y, al menos al principio, aterradora: un cajón, un caldo o una vaca significa caerse de la plancha y quedar bajo el agua por cierto tiempo (¿cuánto?) antes de poder emerger de nuevo. Incluso se aconsejan clases de apnea a los surfistas primerizos. En nuestra traducción del poema optamos respectivamente por “planchazos”, “lavadoras” y “wipe outs” para cada uno.
En el segundo poema, nos transportamos a otra “playa” –tras las rejas y por lo tanto lejos del sol y del mar–. En el lenguaje de la cárcel, playa denomina al piso de la celda sobre el cual los presos, sin “mulas” (camas) o “naves” (hamacas), extienden las sábanas para dormir. En este nuevo juego, la vaca no muge –no obstante marea– y el refrigerador no congela.
En su poema JLC propone una serie de juegos de palabras que remiten a los diferentes y variados significados que estas palabras adquieren en el contexto carcelario de Brasil (con relación a los significados más recurrentes para quienes están del otro lado de las rejas). El acceso parcial de lxs tradutorxs a este conjunto de palabras constituyó nuestra principal dificultad a la hora de traducir. Existen vocablos que explicitan las posiciones que los presos están obligados a adoptar a la hora de dormir en una celda superpoblada (a modo de ejemplo de las condiciones vividas por el autor en los penales de São Paulo) y que sugieren al mismo tiempo cierto grado de poder implícito en una jerarquía interna, como en el caso del término “machete”. El par “moto”/“motoquero” puede indicar, a su vez, al menos tres acepciones: la intensidad del ronquido, una posición posible para dormir, o incluso la actividad de llevar y traer cosas que caracteriza a quien realiza la “carrera” (el “motoca”). Por último, el par “cascotón”/“cascotiño” parece indicar el papel de “el de la limpieza”, es decir, alguien que puede asumir además de la función de limpiar y repartir la comida, la de mediador entre los demás presos y en relación con la administración de la institución.
Finalmente, salvo el título en el que optamos por recrear libremente el juego propuesto por el autor, decidimos traducir literalmente el corpus lingüístico que destacamos antes, teniendo en cuenta tanto nuestras limitaciones de entendimiento como las dificultades de encontrar expresiones semejantes sean accesibles en español que pudieran ser comprendidas más allá de un contextos carcelario específico, dejando a lxs lectores el desafío de imaginar cuáles serían las posibles equivalencias desde su lugar de lectura.
Video “É preciso aprender a ficar submerso” realizado por Danielle Fonseca
Debes aprender a permanecer sumergido
Debes aprender a permanecer sumergido
por algún tiempo. Debes aprender.
Hay días soleados sobre la tabla,
hay otros en que solo hay planchazos, lavadoras
wipe outs. Debes aprender a permanecer sumergido
por algún tiempo, debes aprender
a persistir, a no desistir, debes hacerlo,
debes aprender a permanecer sumergido,
debes aprender a quedarte ahí abajo,
en el círculo sin luz, en el huracán de agua
que lo arroja a uno aún más bajo,
donde están los que desafían los límites
humanos. Debes aprender a permanecer sumergido
por algún tiempo, a persistir, a no desistir,
a no pensar que el pulmón se va a reventar,
a no pensar que el estómago se va a reventar,
que las venas saladas como la cecina
se van a reventar, que un coral hará reventar
los sesos —tus sesos—, que tú
no volverás a ver el sol sobre el agua.
Debes aprender a permanecer sumergido, a no
hablar, a no gritar, a no querer gritar
cuando la arena te escupa navajas en la cara
cuando las rocas te taladren
en la cabeza, cuando tu cuerpo
se retuerza como una media en la lavadora,
debes ser duro, debes aguantar
debes persistir, debes no desistir,
debes aprender a permanecer sumergido
por algún tiempo, debes aprender
a aguantar, debes aguantar
esperar, debes aguantar esperar
hasta olvidarte del tiempo, hasta olvidarte
de lo que esperas, hasta olvidarte de la espera
debes aguantar permanecer sumergido
hasta olvidar que estás aguantando
debes aguantar permanecer sumergido
hasta que el caprichoso volcán de agua
te arroje de nuevo fuera de él.
É preciso aprender a ficar submerso
por algum tempo. É preciso aprender.
Há dias de sol por cima da prancha,
há outros, em que tudo é caixote, vaca,
caldo. É preciso aprender a ficar submerso
por algum tempo, é preciso aprender
a persistir, a não desistir, é preciso,
é preciso aprender a ficar submerso,
é preciso aprender a ficar lá embaixo,
no círculo sem luz, no furacão de água
que o arremessa ainda mais para baixo,
onde estão os desafiadores dos limites
humanos. É preciso aprender a ficar submerso
por algum tempo, a persistir, a não desistir,
a não achar que o pulmão vai estourar,
a não achar que o estômago vai estourar,
que as veias salgadas como charque
vão estourar, que um coral vai estourar
os miolos – os seus miolos -, que você
nunca mais verá o sol por cima da água.
É preciso aprender a ficar submerso, a não
falar, a não gritar, a não querer gritar
quando a areia cuspir navalhas em seu rosto,
quando a rocha soltar britadeiras
em sua cabeça, quando seu corpo
se retorcer feito meia em máquina de lavar,
é preciso ser duro, é preciso aguentar,
é preciso persistir, é preciso não desistir.
É preciso aprender a ficar submerso
por algum tempo, é preciso aprender
a aguentar, é preciso aguentar
esperar, é preciso aguentar esperar
até se esquecer do tempo, até se esquecer
do que se espera, até se esquecer da espera,
é preciso aguentar ficar submerso
até se esquecer de que está aguentando,
é preciso aguentar ficar submerso
até que o voluntarioso vulcão de água
arremesse você de volta para fora dele.
La carcelaya
La carcelaya
inspirado en un poema de Alberto Pucheu
Una playa que pocos conocen, pero que existe. Es una playa a la que al surfista lo llevan obligado, y este pierde todos sus derechos. Los derechos de los surfistas son: perseverar, luchar y sobrevivir.
Esta playa tiene cinco metros de largo por cinco de ancho, con una capacidad de sesenta a sesenta y tres surfistas. Al frente de la playa caben doce surfistas, atrás doce. A la derecha están las llamadas mulas mejor conocidas como literas o triliteras, caben doce más del lado izquierdo y otros doce suspendidos en el aire en las llamadas naves, también conocidas como hamacas. Cuando se llena con otros tres, ellos tienen que secar el buey (conocido como inodoro), duermen allí los surfistas que van llegando, que deben dormir en el buey o en la parte trasera de la playa. En esta playa hay de todo, hay machete, hay cascotón y cascotiño. Hay moto y motoquero. Cuando llega la hora de dormir es una festichola, todos se alinean en posición de machete uno abajo y otro arriba. Después, más tarde, a causa de la rutina agotadora, uno ya no sabe distinguir lo que es machete de lo que es cajón, lo que es moto, lo que es motoquero. Algunos parecen estar en casa en una cama doble. Ni hablar del tufo que viene del buey. El buey es cruel cuando el agua se acaba, parece que uno está trabajando de plomero limpiando fosa, sin contar la baranda de los surfistas, más conocidos como pedos. Los que llegan van evolucionando, uno sube a la parte delantera de la playa, otros a las naves y otros a las mulas. ¡Ah! Casi se me olvidé… también está el refrigerador, son dos camas que de día se usan para servir la comida. Pero el trofeo más deseado quien se lo lleva es el que logra ganarse la libertad.
A pracadeia
inspirado em um poema de Alberto Pucheu
Uma praia que poucos conhecem, mas ela existe. É uma praia que o surfista é levado obrigado, ele perde todos os seus direitos. Os direitos dos surfistas são: perseverar, lutar e sobreviver. Esta praia tem cinco metros de largura e cinco de comprimento, capacidade de surfistas de sessenta a sessenta e três. Na parte da frente da praia cabem doze surfistas, na parte de trás cabem doze. Do lado direito tem as chamadas jegas mais conhecidas como triliche ou beliche, cabem mais doze do lado esquerdo e mais doze suspenso nos ares na chamada nave, também conhecida como redes. Quando está lotado com mais três, eles têm que secar o boi (conhecido como banheiro), dormem ali os surfistas que vão chegando, que tem que dormir no boi ou na parte de trás da praia. Essa praia tem de tudo, tem facão, tem cascotão e cascotinho. Tem motoquinha e motoqueiro. Quando chega a hora de dormir é o maior barato, todos se alinham em posição de facão, um para baixo e outro para cima. Depois, mais tarde, por causa da rotina cansativa, você não sabe mais distinguir o que é facão o que é caixote, o que é motoquinha, o que é motoqueiro. Alguns parecem estar em casa numa cama duplex. Sem contar a maré que vem do boi. O boi é cruel quando a água acaba, parece que você está trabalhando de desentupidor de fossa, sem contar as marofas dos próprios surfistas, mais conhecidas como pum. Os que chegam vão evoluindo, um sobe pra parte de frente da praia, outros para as naves e outros para jegas. Ah! Quase me esqueci...também tem a geladeira, são duas camas que de dia são usadas para as refeições que são servidas. Mas o troféu mais cobiçado quem ganha é aquele que consegue o direito de voltar à liberdade.
Que alegria ler este texto, parabéns e que ótimo ler o poema do Alberto Pucheu em espanhol! Muito obrigada, Danielle Fonseca
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