En 2020, Jedivam Conceição, pedagoga de la Unidad de la Fundación para la Atención Socioeducativa (Funase) de Arcoverde, Pernambuco, les propuso a los adolescentes que cumplian medida socioeducativa de esa institución la creación del Club Castelar, un espacio en que podrían contar lo que quisieran sobre sus historias. Además de garantizar a los adolescentes un lugar para hablar libremente y ser escuchados, la idea era estimular la lectura y la escritura por medio de los libros disponibles en la biblioteca de la Fundación.
Club Castelar. Reproducción: Archivo/Jedivam Conceição |
Desde este espacio surgió la Cartonera Castelar, un sello editorial que promueve la publicación de producciones hechas por los adolescentes que están o ya estuvieron en la Funase de Arcoverde. El Diário da Tranca [Diario de la Tranca] fue el primer trabajo publicado por el sello, con textos y testimonios escritos por los adolescentes, del año 2020 al 2021. Las portadas las diseñaron y elaboraron manualmente los mismos autores.
Diário da Tranca. Imagen vía Livradante |
En una entrevista con el Diario de Pernambuco, Jedivam habla sobre la creación del libro: “Hacíamos talleres, ruedas de lectura, veíamos películas, todo con la intención de estimular las actividades. A partir de ahí surgió la idea de que escribieran sobre sus rutinas como internos. Decidí continuar con el proyecto y transformar esos relatos en libro, publicarlos y darles visibilidad”.
Cartonera Castelar sigue la tradición de las cartoneras en Latinoamérica, que transforman en libros un material desechable (el cartón), por medio del trabajo colectivo y con el objetivo de hacer circular a autores y autoras sin acceso a los grandes mercados editoriales. El libro de cartón es un proyecto artístico singular y con pocas unidades.
Ultrasonido, la segunda publicación de la Cartonera Castelar, surgió de la investigación de maestría de Jedivam. Como relata en la carta titulada “cordón umbilical”, que hace parte del libro, tenía interés en entrevistar para su investigación a Geydson Oliveira, que pasó por la Funase de Arcoverde. Los dos se encontraron en 2020 para hablar sobre el tema y decidieron que más apropiado que una entrevista sería un intercambio de cartas. Sin haber sido pensadas para formar parte de libro, ese intercambio epistolar se fue transformando, posteriormente, en Ultrasonido, que debe su nombre a que Geydson le mostró a Jedivam, en el referido encuentro, la imagen del ultrasonido de su segundo hijo que venía en camino. La carta “cordón umbilical”, escrita dos años después, está dirigida a ese hijo, Nicolas, futuro lector del libro.
Ultrasonido es un libro-objeto, una caja que contiene diez cartas intercambiadas entre Jedivam y Geydson, además de la carta “cordón umbilical” y una carta de presentación al lector escrita por Rodrigo Teófilo da Silva Santos. Cada carta viene en un sobre con tres sellos: Cartonera Castelar, Tsuru y Sertón. Las cartas revelan una relación significativamente distinta de una entrevistadora-investigadora y su entrevistado. Se trata de un intercambio intelectual y afectivo en que los dos cuentan episodios significativos de su vida, incluyendo, por supuesto, la experiencia en la Funase de Arcoverde, como pedagoga e interno, respectivamente. Las correspondencias son, entre otras cosas, una reflexión crítica tanto de las políticas de encarcelamiento de jóvenes como de la situación que enfrentan en las instituciones de privación de libertad: “(…) allá dentro de ese lugar falta un poco más de HUMANIDAD, allá dentro somos tratados con mucha humillación”. Este es apenas un fragmento, que puede ser consultado a continuación, a partir de las cartas que hemos seleccionado.
Las cartas aparecen en el libro tal y como fueron escritas, sin pasar por una corrección textual. Esta decisión se debe posiblemente al deseo de la editora, Jedivam, de no borrar el hecho de que estas, al menos en parte, provienen de un lugar distinto al de la tradición letrada. En la traducción decidimos conservar las irregulares de puntuación, pero no las relacionadas con la ortografía de las palabras para evitar el riesgo de caricaturizar el texto. En una traducción completa y más detenida del libro esta decisión, tal vez, tendría que ser repensada.
Selección de fragmentos de cartas escritas por Jedivam:
Carta 5
Arcoverde, 11 de noviembre de 2019.
Hola, Geydson
Las palabras que aquí escribo no podrían ser con otro sentimiento, más que de agradecimiento por tu generosidad, respeto y cariño por todo lo que estamos construyendo juntos. Agradecimiento por todo lo que me enseñas durante este compartir.
Te confieso que a veces me siento insegura, la responsabilidad de este trabajo me asusta y son muchas las incertidumbres, y cuando comparto esto contigo, tu bonita forma de ver la vida siempre me dice que todo va a salir bien. Desde que te conocí eres así. Desbordas alegría y optimismo aun en medio del caos, una forma de ser que siempre les ha encantado a aquellos que están cerca de ti. Recordé esos días cuando participabas de un taller de origami en la Funase, y entre otras técnicas hacías tsurus [orizurus], aquella ave japonesa símbolo de la longevidad y de la buena suerte; y logras transformar un pedazo de papel en arte, lo lindo de tu alma también transformaba el orden de las cosas y daba la garantía de que no solo era necesario, sino también posible cree que todo podía ser mejor.
Esta semana me encontré con un poema de un escritor brasileño llamado Manoel de Barros, el poema se llama “Árbol” e ilustra lo que te acabo de decir. Las palabras del poeta dicen así:
Un pajarito le pidió a mi hermano que fuera su árbol.
Mi hermano aceptó ser el árbol de aquel pajarito.
En ese tiempo de ser ese árbol, mi hermano aprendió sobre el sol,
el cielo y la luna más que en la escuela.
En ese tiempo de ser un árbol, mi hermano aprendió sobre ser santo,
más de lo que los sacerdotes les enseñaron en el internado.
Aprendió con la naturaleza el perfume de Dios,
Su ojo en ese tiempo de ser árbol, aprendió mejor el azul.
Y descubrió que una casa vacía de cigarra olvidada en el tronco de los árboles,
solo sirve para poesia.
En ese tiempo de ser árbol mi hermano descubrió que los árboles
son vanidosos.
Que justamente aquel árbol en el cual mi hermano se había transformado, se envanecía cuando era seleccionado para el atardecer de los pájaros.
Y sentía celos de la blancura que los lirios dejaban en los pantanos.
Mi hermano le agradeció a Dios aquella permanencia como árbol porque se hizo amigo de las mariposas.
¡Es esa grandeza la que veo en ti, tú eres el pajarito! Y a mí, me enseñaste a ser un árbol. En ese tiempo no siempre pude ser sombra, ser una rama firme donde fuese posible construir un nido o ser refugio para las mariposas, pero me transformaba cada vez que un pajarito se posaba sobre mí.
Hoy regresé de vacaciones, después de un mes sin ir a la Funase, fue mi día de atención, conversé con algunos chicos que no conocía. Recordaba en ese momento lo que me contaste sobre la primera vez allá, escuchaba tus palabras en las miradas de algunos hoy, en las dudas de lo que es estar en la Funase, en el deseo de que no sea real, de no pertenecer a aquel lugar, de las acciones que amedrentan, de la convivencia con desconocidos y del miedo a lo desconocido.
Subí al pabellón y un adolescente me llamó y me preguntó si sería incluido en la audiencia concentrada, que es una posibilidad de progresión o extinción de medida fuera del plazo que anteriormente estaba establecido en la periodicidad según el informe. Dijo que ya cumplía medida hace ocho meses y que su acto fue una tentativa de homicidio.Le dije que no le podía prometer nada, pues estaba volviendo de mis vacaciones y esa decisión la tomó en conjunto todo el equipo técnico. Me dijo: respóndeme que sí, Jedivam, solo para que me sienta mejor, si tú dices que es posible, es otra cosa. Sonreí y le dije que, si eso lo haría sentir mejor, entonces sí, era posible. Me dio las gracias y también sonrió. Con esos gestos simples me he convertido en árbol y he aprendido más sobre el sol, el cielo y la luna que en la escuela…
***
Carta 7
Geydson
Cada vez que recibo una carta tuya me sorprendo y me emociono con tus palabras y con tu forma de ser sencilla que hace que las cosas se vuelvan posibles. La última carta que recibí fue una emoción más que experimenté pues nuestra forma de enviar y recibir nuestras memorias era, hasta entonces, a través de Fábio, que transporta pasajeros de Arcoverde a Monteiro diariamente; él siempre transporta nuestras correspondencias y hace el papel de guardián de nuestras palabras. Sin embargo, aquel día que estaba saliendo de casa y encontré el sobre en mi caja de correspondencia, no esperaba que lo fuera a recibir así, incluso me habías dicho que aún no habías terminado y yo te dije que lo hicieras en tu tiempo.
Tomé la carta y subí las escaleras corriendo para leerla, me sentí muy emocionada, como todas las veces que recibo una carta tuya, independientemente de lo que haya en ella, simplemente por el gesto. Te llamé enseguida, ¿recuerdas? Me dijiste que habías venido a Arcoverde, trajiste la carta y la dejaste en mi buzón, no tocaste el timbre, solo la dejaste y te fuiste, pues necesitabas resolver algunas otras cosas.
Me he inspirado en tu trayectoria, me he permitido ver a otros adolescentes a través de ti, he realizado mi trabajo con una sensibilidad que antes, muchas veces, no tenía, ya fuera por mi posición dentro del sistema o por ser devorada por el tiempo y las burocracias.
Cuando hablas en la carta de algunos episodios que te sucedieron en la Funase, recordé que experimenté algunos de ellos, como la llegada de adolescentes. Hoy no existe más esa cultura, pero en aquella época, como lo mencionaste, quien llegaba era recibido por los demás a los gritos y en coro: “¡Vas a morir! ¡Vas a morir!”. Para mí misma, cuando acompañé por primera vez, con un policía, a un adolescente para ser alojado en la “JAULA”, atravesar algunos metros en el corredor, entre el portón de la entrada y el patio, fue amedrentador, los gritos eran ensordecedores, ese es uno de los recuerdos más fuertes que tengo de allá, parece que cuando escribo aquellas voces resuenan en mi mente.
Me quedé imaginándote, un chico de 12 años siendo “aprisionado”, como pasa con tantos. Esa situación me lleva a reflexionar sobre varios asuntos, para algunos tengo respuesta, para otros no, me queda la inquietud y la seguridad de que es necesario seguir luchando.
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Selección de fragmentos de las cartas escritas por Geydson:
Carta 2
Hola, Jedivam
Comienzo esta carta, agradeciéndote por los recuerdos que me hiciste recordar buenos y malos, recuerdos inolvidables la primera vez que pasé por FUNASE no fue como un delincuente como la sociedad piensa recuerdo que fui un adolescente o un chico muy travieso guardo en la memoria que fue por actos que hoy la verdad si no hubiera ido a aquel lugar todo podría haber sido diferente pero en fin fui entonces viéndome en aquel lugar donde no habían derechos tenía que ser según lo que mandaba el sistema y tenía que hacer mi parte surgieron entonces las preguntas de los otros adolescentes, ey loco ¿cómo caíste?, después los agentes me brotó ese miedo ese arrepentimiento de todo lo que había hecho me brotaron también las primeras lagrimas de estar lejos de casa, de la familia y de los amigos pero ahí todo fue pasando y ocurriendo la adaptación al lugar donde hice amistades y enemistades ocurrió también la admiración de todos por mi tamaño yo era tan pequeño que los compañeros me llamaba la mascota de ahí, imaginate, entonces pasaron 40 días y dos amigos míos y yo teníamos al otro día audiencia en la cual seriamos liberados ocurrió entonces el comienzo del resultado del sistema nos sacaron de la celda donde estábamos todos juntos y nos separarón dejándonos a nosotros tres en una salita con un aire acondicionado que en medio de la madrugada los chicos y yo lo sacamos de su sitio y por el hueco del aire acondicionado huimos apenas yo con uno de los otros dos, éramos tan inocentes que unas 3 o 4 horas después fuimos detenidos y capturados por los propios agentes de la funase donde fuimos golpeados violentamente, nos pegaron mucho, al llegar al juzgado le dieron la noticia al juez quien ahí mismo canceló nuestra libertad y nos transfirió a Caruaru CENIP CARUARU pasé 19 días allá después hubo otro traslado donde el juez de allá quien nos daría la libertad, no sabía ni adónde estaba yendo solo lo supe cuando llegué a GARANHUNS pasé 6 días allá y obtuvimos la libertad condicional con el deber de prestar servicio comunitario donde pasabamos la tarde allá en el CREAS [Centro de Referencia Especializado de Asistencia Social] solo firmaba asistencia y me quedaba allá de las 1:00 pm hasta las 5:00pm.
Donde se suponía que pasaríamos un periodo de 6 meses en menos de dos meses fue tanto el aburrimiento de pasar toda la tarde sin hacer nada que decidimos no ir más entonces me quedaba por la calle llegaba a la casa y mi mamá me preguntaba dónde estaba y yo le decía que allá en el CREAS, todo bien el tiempo fue pasando y en menos de 1 año el juez nos mando a arrestar de nuevo en aquel lugar donde yo le juré a todo el mundo que nunca más pisaría, siendo para cumplir la medida que fue incumplida entonces pasé más de 6 meses en aquel verdadero infierno con visitas a cada dos meses, con más tiempo escuchando la historia de todos los otros adolescentes ese lugar no me resocializó y cuando salí comenzaron las primeras infracciones donde empecé primero a robar un loro un hombre dijo que me lo compraba, como la casa se localizaba en un lugar muy concurrido las personas en la calle nos vieron saltando el muro entonces llamaron a la policía y salimos corriendo para un matorral y ya cansados tuvimos que parar y escondernos pues ya no aguantamos correr más, parece hasta chistoso pero mi amigo estaba con el loro en la mano y estaba apretándole el cuello yo le dije que abriera un poco la mano o si no lo iba a matar y cuando lo hizo el loro gritó los policías nos encontraron y fuimos detenido de nuevo pasé 5 meses más de nuevo por causa de un loro entonces salí de nuevo y las cosas fueron empeorando comenzamos a robar mercados, panaderías, etc.
Fue entonces que nos detuvieron de nuevo siempre los mismos fue entonces que te conocí Jedivam estando por última vez en la FUNASE [...]
El tiempo fue pasando en esamisma rutina pasé casi 11 meses por buen comportamiento y con tu ayuda Jedivam y la de Giudásio el abogado de la casa salí, salí pero peor Ya era mayor de edad no salí peor por culpa de ustedes, sino por lo que viví allá dentro de ese lugar falta un poco más de HUMANIDAD, allá dentro somos tratados con mucha humillación, especialmente cuando hay un registro, la policía nos pone a todos en ropa interior en la cancha a veces incluso desnudos a menudo íbamos así a la cancha de sorpresa de madrugada y con frío nos arrojaban agua y nos golpeaban queriendo que digamos dónde hay algo malo sin que haya nada entonces yo me fui indignando con esas situaciones cuando salí para completar no tenía ninguna oportunidad de trabajo porque amiga mía Jedivam te hablo con toda seguridad y sinceridad que si todos los adolescentes que salen de la FUNASE tuvieran una oportunidad para trabajar muchos serían de hecho ciudadanos, yo cuando salí la ultima vez de la Funase encontré un empleo en mi ciudad natal en Custódia pero allá tenía muchos amigos y muchas malas influencias así que no aproveché la oportunidad y me puse a hacer más cosas que no estaban bien fue entonces que mi vida fue empeorando comencé a traficar o sea yo ya era como la gente decía un bandido de alta peligrosidad duró poco esa etapa la policía me arrestó y fui directo a la prisión de Arcoverde, llegando allá no sufrí tanto porque tenía varios amigos y comencé a trabajar en el comedor y conseguí un celular allá dentro y me conseguí hasta novias en plural porque fueron unas 4 en serio, me agarraron con 1 celular allá dentro y me mandaron al castigo la policía me pegó mucho pasé un período de 1 año y 1 mes y 19 días allá, me concedieron la libertad mi hermano tiene una esposa en Monteiro, en Paraíba, y me consiguió un empleo en la escuela donde ella trabaja vivo aquí hasta hoy le pido todos los días a Dios no volver a tener ninguna recaída conocí a mi esposa y vivo con ella hoy ella tiene un hijo que considero como mío también tanto es el cariño con que me dice PAPÁ solo yo siento lo placentero que es ese sentimiento ella está embarazada de 6 meses esperando mi primer hijo estos días tuve la sensación más placentera al escuchar y sentir su corazoncito entonces lo que yo quiero decir es que la vida que tengo no vale ser cambiada por nada del mundo espero poder ayudarte en mucho más Jedivam…
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Carta 10
Sertânia, 20 de marzo de 2020.
Jedivam
Me gustaría empezar agradeciendo el afecto que compartes con tus amigos por mí, tampoco tengo palabras para expresar lo que siento desde que conversamos en frente a la iglesia en Arcoverde me siento muy feliz por todo y haber recordado ese mi pasado me hizo muy bien mis amigos llegan a mi casa y me preguntan qué es lo que estás haciendo así que yo comienzo a contar todo desde el inicio sin ninguna vergüenza o resentimiento que era lo que sentía antes pero después de nuestro trabajo me siento más cómodo y más a gusto para hablar de mí, y como he dicho todo saldrá bien nuestra historia mi trayectoria será un éxito tu trabajo ya está teniendo éxito antes de ser presentado.
Y Nícolas llegó y fue emocionante yo presencié todo a pesar de que los médicos y las enfermeras no me querían dejar entrar jaja, pero gracias a Dios entré y fue maravilloso una sensación maravillosa tenerlo en mis brazos por primera vez y es maravillosa la experiencia aparte de las madrugadas en vela que estamos pasando y su madre porque para calmarse después de que se cansa es una cosa pero es muy bueno de verdad quiero contarle todos los días sobre nuestro trabajo quiero contarle todos los días fragmentos de mi historia para que él nunca pase por lo que yo pasé quiero servir de ejemplo no solo para Nícolas ni para Antonny Gabriel sino para todos los que oigan hablar sobre ¿quién era Geydson? Y espero también que las autoridades que se encuentren con situaciones como la de mi primera infracción no los traten como delincuentes pues pueden acabar con la infancia o hasta con la vida de adolescentes que actúan por impulso pues creo que lo que cometí cuando fui por primera vez a la FUNASE no era para que las autoridades actuaran como actuaron si las autoridades hubieran tomado otras medidas yo no habría pasado por lo que pasé porque rompí algunas luces de los postes y eso no es ser delincuente, eso es ser un niño travieso un chico que se porta mal no un delincuente que fue en lo que me convertí cuando salí de la Funase fue así e impresionó a todo el mundo a mi familia a mis amigos todos pensaban que yo saldría la persona más calmada del mundo pero no yo aprendí a robar y a traficar porque cuando yo salí de ese lugar mi vida casi que acabó, ¿por qué casi acabó? Porque la sociedad ve a los que salen de estos lugares con otros ojos no te dan oportunidades de resocialización nadie te da trabajo no consigues ningún apoyo entonces autoridades les den más chance a esos adolescentes van a ver que el país cambia de verdad...
Quiero agradecerte Jedivam por creer en mí un abrazo y buena suerte con tu trabajo…
Fue un placer compartir mi historia contigo.
Un Fuerte Abrazo Jedivam