En la Unidad Penitenciaria N°1 de Lisandro Olmos hay un gran tanque de agua que sobresale por encima de sus muros. El tanque es un elemento que identifica este penal masculino ubicado en el Partido de La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina. Pero ese elemento que identifica a la cárcel ¿podría ser reconocido como un monumento histórico? Esta fue la pregunta que surgió en el taller de lectura y escritura que coordinan Carlos Ríos y Francisco Pourtalé en la Escuela de Educación Primaria para Adultos N° 701 (EEPA 701) del referido penal y que dio origen al texto que compartimos en la presente entrada. La pregunta indirectamente indaga sobre lo que se considera digno de recuerdo y de atención social. ¿Podría haber algo así en una cárcel? Ríos y Pourtalé les proponen a los participantes del taller que sea el tanque el que responda. De esta manera plantean un significativo ejercicio de escucha que luego corresponderá asumir al lector del libro. Hay que escuchar a aqu...
La cárcel como lugar de conocimiento, como lugar de potencia creativa. La cárcel como un espacio desde donde pensar y agrietar los muros que aprisionan y asfixian a quienes se encuentran tanto a un lado de la reja como al otro. Ese espacio donde se arroja lo que debe quedar afuera —otra de las tantas formas del cuarto de desechos— es también un lugar para imaginar afueras.