Monólogo del tanque
Prólogo
A partir de reflexiones en torno a la función social de los monumentos históricos, los alumnos del Taller literario de la EEPA 701 se preguntaron si el icónico tanque de la unidad de Lisandro Olmos podría considerarse un monumento.
¿Qué pasaría si el mismo tanque, a través de su voz trabajada por la inspiración y el compromiso de la escritura colectiva nos diera su opinión al respecto? Así fue que el Monólogo del tanque creció hasta hacerse libro.
Desde sus 35 metros de altura, la observación autobiográfica del tanque es doble y simultánea: por un lado, examina las condiciones en las que viven las personas privadas de su libertad y les brinda protección, ofreciéndoles la vitalidad de su agua y sus sabios consejos; por otra parte, proyecta otra espacialidad hacia el exterior y se imagina en la costa atlántica, dentro de un parque de diversiones que alguna vez fue un penal o en el centro de una concurrida plaza pública.
El tanque de Olmos, con su enorme sabiduría, viene a decirnos que a pesar de los años sigue de pie y lucha cada día por su libertad que es también la nuestra. Una práctica esencialmente colectiva, cuya construcción nos compromete como el sol que cada día nos alumbra y nos dispensa la posibilidad de una nueva vida.
Carlos Ríos & Francisco Pourtalé
Coordinadores del taller literario.
Presentación
Muchas veces me ha pasado que no sé cómo expresar lo que siento, veo y pienso. Nunca antes tuve la oportunidad. Muchas veces me siento cansado y hasta me canso de estar siempre en el mismo lugar. Hace bastante tiempo estoy acá encerrado y se me dio por escribir lo que me toca vivir diariamente. Me gustaría que lean y que se me tome como un monumento, que es lo que creo que soy.
Muchos me conocen muy de cerca y hasta podría decir que algunos me toman como un amigo.
Mi historia es un poco triste, ya que casi toda mi vida me crié y viví dentro de un establecimiento penitenciario, en contexto de encierro, donde me tocó ver millones de cosas que me hicieron crecer y madurar rápido. Todos los días son casi parecidos, la rutina va cambiando, y las personas que acá habitan también. El ambiente a veces es triste, pero siempre poniéndole la mejor. Viene gente de afuera a sacar una sonrisa, a compartir algo con mis compañeros los presos, cuando termina la visita se retiran muy tristes.
Esa tristeza la siento porque la veo todos los días. Pero es algo con lo que se lidia en esta vivencia. Hace tiempo era muy admirado por todos y cuando me construyeron me veían como algo fundamental. Hoy pasaron muchos años y me siento olvidado. No me dan mucha importancia, sólo me ignoran.
He visto y escuchado un montón de cosas, aunque nadie me escucha a mí.
Ya hace tiempo estoy solo y me están descuidando. Me gustaría mucho poder tener un amigo o alguien que me venga a ver y me cuide, es que ya tengo muchos años, me gustaría mucho que me ayuden a cambiar mi imagen, que me limpien, que me mantengan lleno y que por sobre todo me cuiden y valoren.
Siento que poco a poco se van olvidando más y más de mí. Nadie viene a sacarse una foto conmigo, ni me preguntan cómo estoy o si quiero una simple manito de pintura.
¿Por qué al Obelisco sí y a mí no?
Quizás algunos no se dan cuenta de que yo soy importante y necesario…
Visita
Son las seis de la mañana.
Los veo a todos muy contentos por ser día de visita.
Veo lo mismo desde hace años: familias de internos pasando frío, recostadas desde el día anterior en un cartón, tapadas con mantas. He visto y padecido lluvias, vientos, granizos, truenos relámpagos, días nublados, soleados junto a la familia de cada interno, hemos pasado y compartido mucho tiempo.
Yo, desde acá, sufro frío, calor y lluvia.
Se me hace muy difícil no ponerme mal al ver a toda esa gente que todos los días pasa lo mismo que yo. Me da mucha tristeza al ver cómo pasan los años y yo sigo aquí. Muchas personas se quedan, otras se van y la mayoría quizás ya no están.
El poema del tanque
Otro gran día en Olmos
La corona de Olmos
A simple vista, los seres sólo suelen decir que cargo agua.
Quisiera que cambien mi nombre porque no soy un simple tanque. Soy LA CORONA DE OLMOS, tal vez no sea tan majestuosa como debe ser una corona, pero estoy por sobre muchas cosas y encima de un gran edificio, por sobre mucha gente. Eso no me convierte en una corona, pero me gustaría ser llamado así. Algo que me confunde es por qué algunos se frenan unos segundos sólo para contemplarme o saludarme. Yo soy educado, doy los buenos días y hasta las buenas noches.
No soy sólo un tanque de agua: también soy interno, un preso más, privado de mi libertad, y de por vida. De día brindo agua y vida a todos esos prisioneros que luchan por sobrevivir. De noche soy guardián y cuido de ellos y de las visitas que veo pasar.
Todos los días me impulsan las ganas de seguir «guerreando» por ellos, porque siento que si yo me derrumbo todo a mi alrededor se derrumbará, muchos sueños morirán y muchas familias esperarán sin consuelo una vez más.
Y yo no quiero defraudar las esperanzas que cargan cada uno de ellos porque me reflejan como el agua que cargo adentro mío. Sólo les puedo aconsejar que no mueran de esperar. Las esperanzas no deben morir jamás. Y todo esto es un simple hecho que algún día terminará.
Paseo por los pisos
Aventura de palomas
Les conté que a mí me construyeron para dar agua porque el agua es vida, algo que antes era muy admirado por la gente. Yo era muy bueno y necesario. Pero pasaron los años, generación tras generación, y empezaron a verme como cualquier cosa.
Un día, sin embargo, logré mi objetivo: ser admirado y reconocido gracias a mis amigas las palomas. Resulta que ellas llamaron a todas sus amigas y vinieron a tomar de mi agua. Eran demasiadas y eso llamó la atención de mucha gente, la noticia salió en los titulares de la tele: EL GRAN TANQUE OLVIDADO TODAVÍA DA VIDA Y LO COMPROBAMOS: CINCO MIL PALOMAS SE REÚNEN A TOMAR AGUA EN EL TANQUE MÁS GRANDE Y OLVIDADO.
Así volvió todo a la normalidad: me limpiaron, me llenaron y pintaron.
Desde la cancha
Infierno
Muchos se van por donde entraron y yo sigo acá parado, no sé hasta cuándo. Con el transcurso del tiempo vi pasar muchísima gente, pero en la actualidad la mayoría son adolescentes.
Y yo pienso: ¿por qué tanto dolor y sufrimiento? ¿Por qué tengo que ser un tanque y ver todo esto? Mi mayor deseo es salir de esta realidad que me rodea: personas olvidadas por distintas razones o errores por los que no volverán a sus hogares. Yo siento que cada día que pasa me lleno de angustia, por tantas familias destrozadas.
Veo a mi alrededor hogares humildes, negocios, fábricas. Gente que cría hijos sin importar o sin saber si van a pisar esto que llaman cárcel.
Dios y el tanque de Olmos
Tanque— Me pregunto, ¿cuándo será el día de mi jubilación?
(Sin que el tanque se dé cuenta, aparece un ser omnipresente y le responde.)
Tanque— ¿Y quién eres para decir estas cosas y opinar sobre mi vida?
(Al estar el tanque transformado en humano, desaparece el suministro de agua para la unidad.)
Espíritu de libertad
Cuando muchos son los que se van, muy pocos se quedan en libertad. El resto, regresa.
Cada mañana los veía en la ventana, consumiendo un cigarrillo, pensativos y angustiados. Desde este punto de vista alcanzaba a ver todos sus pensamientos.
«Qué lindo estuvo el día, jamás pensé que un día como este podría llegar a sentir tantos sentimientos en mí: felicidad y tristeza. Qué grande está mi hijo, siento ganas de salir y estar con él, darle lo mejor para que nunca fracase y pase por algo similar. Me da mucha rabia tener que despedirme de esta forma, no lo soporto. Mi hijo llora al despedirse de mí. Qué triste pensar en que le fallé durante muchos años. Espero esta vez no volver a ser el mismo egoísta y descuidado.»
—Qué lástima. Qué sentimiento tan contagioso. Al parecer compartimos el mismo sentimiento, alejarnos de este lugar sin que nada ni nadie lo impida, y ser felices viviendo la vida que es tan hermosa, a pesar de los obstáculos y de lo que uno elige vivir.
Para la traducción al portugués del "Monólogo del Tanque" nos apoyamos en una herramienta de Inteligencia Artificial (IA), el Chat GPT, a modo de experimento. Con el Chat GPT hicimos una primera versión que luego revisamos cuidadosamente. La IA respondió con limitaciones significativas en aspectos como la falta de reconocimiento de la ironía o de términos de uso local. La versión final incluye un número considerable de alteraciones. Para no cometer injusticias debemos decir que los posibles errores de traducción son de nuestra entera responsabilidad, ¡no del Chat!
Participaron en la traducción y revisión del "Monólogo del Tanque": Bruna Macedo de Oliveira Rodrigues, Mario Rodríguez Torres, Ximena Vargas, Janaina Andriolli y Penélope Chaves Bruera.
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